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Los 7 mayores choques culturales a los que se tienen que enfrentar los españoles en el extranjero

25 agosto 2022, Babbel
  • La costumbre de escupir en China, cómo los precios son anunciados en EEUU o niños durmiendo en exterior en los países nórdicos. ¿Recién aterrizado en un país extranjero? Los expertos de Babbel te dan algunas recomendaciones para ayudar a lidiar con las barreras culturales.

 

Estudiar en el extranjero puede ser una gran oportunidad para crecer a nivel profesional e individual. Lejos de su hogar, los estudiantes internacionales abandonan sus áreas de confort para descubrir una realidad completamente diferente a la que están acostumbrados. Es una experiencia muy enriquecedora, pero no exenta de dificultades. 

Vivir en un nuevo país puede causar algunos choques culturales. Uno de los aspectos que más puede contribuir a ello es la barrera del idioma: hablar el idioma local no solo te permite comunicarte con los lugareños, sino también captar y comprender esas dinámicas y matices culturales que hacen que te sientas realmente como en casa. 

¿Y, lo que nos cambia la vida viajar? Según explica Sara Grippo, editora principal de contenidos de aprendizaje en Babbel: “cuando uno se muda a un nuevo país sin conocer el idioma local, es inevitable sentirse perdido; basta pensar en las actividades cotidianas más sencillas, que de repente corren el riesgo de complicarse. Saber inglés es sin duda una ayuda importante, sobre todo al principio. Con el tiempo, hablar el idioma local facilitará las relaciones sociales, abrirá nuevas oportunidades profesionales y permitirá una comprensión verdadera y profunda de la cultura que uno ha decidido descubrir. Por eso es importante invertir en la preparación lingüística desde el principio, para poder afrontar una experiencia de estudio en el extranjero de la mejor manera posible”. 

En este contexto, para ayudar a los estudiantes españoles, Babbel, la plataforma líder en aprendizaje de idiomas, ofrece  algunos consejos útiles para lidiar con el choque cultural.

 

1. Idioma

Las barreras del idioma a veces pueden convertirse en un obstáculo al visitar ciertos países. Entonces, incluso las acciones más simples como saludar, presentarse o pedir una comida en un restaurante pueden volverse imposibles si no comprendes el lenguaje materno del lugar. Por eso, las aplicaciones de idiomas, como la de Babbel, proporcionan a los viajeros una forma rápida, cómoda y sencilla de aprender.

 

2. Gesticulación

En Brasil, el gesto de «ok» con la mano levantada y los dedos índice y pulgar formando un cero puede interpretarse como un gesto vulgar, a la par que el dedo corazón levantado en Italia. En Grecia, en cambio, tendrán que tener en cuenta que el típico saludo con la mano y los cinco dedos extendidos es en realidad el gesto de «mountza», uno de los insultos más graves que se pueden dirigir a un griego.

 

3. Gastronomía 

Una de las diferencias más difíciles de digerir para el expatriado español, es el aspecto culinario. Además de la variedad de platos que se pueden degustar en todo el mundo, como un kebab de insectos en muchos mercados asiáticos, a los españoles les puede sorprender ver carne al aire libre en los mercados marroquíes o el hecho de que en algunos países árabes se coma con las manos. 

 

4. Modales 

En China, usar un pañuelo para limpiarse la nariz es repugnante: así como a los españoles les resulta extraño ver a alguien escupir en público, esta es una práctica muy común en Asia, a los ojos de los chinos.

Desde Dubái hasta Malasia, besarse en público es ilegal: en algunas partes del mundo, es mejor no abrazarse en público. A diferencia, por ejemplo, de Estados Unidos, donde la práctica es tan común que se abrevia como PDA (Public Display of Affection). En otros lugares, como Malasia y Dubái, besarse en público está prohibido por ley. 

En Singapur también está prohibido masticar chicle: la gente tiene prohibido traerlo al país por una ley de 1992 para frenar el mal hábito de mascar chicle y escupir en el suelo.

 

5. Precios y propinas 

Algo importante que hay que saber para evitar sorpresas desagradables a la hora de pagar es que, en EE.UU., los precios expuestos en las tiendas no suelen incluir los impuestos. Estos son fijados por cada estado y pueden variar según el lugar donde se encuentre. También hay que recordar la «propina», la costumbre de dejar una propina en el bar o el restaurante, normalmente no inferior al 20% del total de la cuenta.   

 

6. Costumbres

En el norte de Europa, los niños duermen la siesta a la intemperie: en países como Finlandia, Suecia y Noruega es habitual ver a bebés durmiendo en cochecitos que se dejan sin vigilancia en el exterior, sobre todo fuera de bares y restaurantes. Esta práctica no debería causar ningún escándalo porque, además de estar muy extendida, tiene varios beneficios: garantiza que los niños reciban su dosis diaria de aire fresco durante la siesta y permite a los padres tomarse una hora para sí mismos.

 

7. Orientación

En Japón las direcciones son muy diferentes, a excepción de las calles principales, en las que el nombre de la calle va seguido de la palabra ‘dori’ -el equivalente a la ‘calle’ española -, en el país asiático se utiliza un método muy diferente para orientarse, llamado ‘jūkyo hyōji’. De hecho, la dirección empieza por la zona geográfica más extensa y va reduciendo el campo, indicando por orden el código postal, la prefectura, la ciudad, el distrito, el bloque y el número de la casa, que finalmente puede ir seguido del nombre del edificio. 

 

Las diferentes etapas del choque cultural y consejos para superarlo

Cuando viajas, toda tu rutina cambia, así como tus horarios, comidas y patrones de sueño. Por eso, se dice que viajar es sinónimo de cambio. Sin embargo, para gestionar una transición a un nuevo país, es importante conocer las cuatro etapas del choque cultural y cómo gestionar cada una de ellas:

1. Luna de miel: las primeras semanas del viaje, durante las cuales las diferencias entre la cultura propia y la nueva se ven bajo una luz romántica, constituyen lo que se conoce como la «luna de miel». Todo es nuevo y emocionante. Su duración también depende del tipo de experiencia. Si, la perspectiva es permanecer bastante tiempo en el país, por ejemplo, un año escolar en el extranjero, la fase de entusiasmo da paso más rápidamente al impacto cultural. Esto sucede porque nos sentimos más involucrados, hay una fuerte necesidad de integración que no sentimos durante una experiencia turística.

 

2. Frustración: Es la etapa del rechazo, durante la cual se desvanece el sentimiento inicial de euforia y comienzan las dudas. Cuantas más expectativas se tengan sobre el país, mayor es la decepción. Acercarse a otra cultura con una mente abierta y la voluntad de aceptar incluso los aspectos que nuestros ojos no pueden comprender es la clave para superar rápidamente esta sensación. Sara Grippo, editora principal de contenidos de aprendizaje en Babbel, destaca que “prepararse unos meses antes de su viaje aprendiendo el idioma local es importante para conocer una nueva cultura, que es exactamente la razón por la cual nossos cursos de idiomas brindan tantas oportunidades para aprender sobre las tradiciones y costumbres del lugar”.

 

3. Adaptación: La fase de «adaptación» es el proceso de aprender a adaptarse realmente a una nueva cultura. Esto va de la mano con el aprendizaje del idioma: comenzar a pensar y soñar en el idioma son síntomas de una adaptación más profunda que requiere una inmersión total y una guía mental no solo para aceptar las diferencias sino también para tratar de hacerlas propias. En esta etapa, los esfuerzos de adaptación pueden seguir siendo parciales, pero no crean las frustraciones de la etapa anterior y actúan como un paso más en la asimilación de la nueva cultura. Esta es, sin duda, la fase más larga y central de la experiencia en el extranjero, y la que tiene mayor influencia en el desarrollo personal.

 

4. Dominio: Describe la situación en la que un individuo se siente completamente cómodo en la nueva cultura. Esta etapa representa alcanzar el equilibrio y la completa satisfacción personal que proviene de mirar hacia atrás y apreciar el camino recorrido.