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¿Por qué un huerto y una empresa tienen más en común de lo que parece? Parte 1

23 junio 2022, By Deborah Gray, directora y fundadora de Canela

¿Qué pensarías si una compañera de trabajo te dijera que, aunque no lo parezca, un huerto y una empresa tienen más en común de lo que podrías imaginar? Probablemente, pensarías que tu compañera pasa demasiado tiempo en su huerto. Y así es, ¡y a mucha honra! Deborah Gray es la fundadora y directora de Canela y, en su tiempo libre, también es jardinera en su propio huerto. En este #CanelaInsights, comparte por qué cree que la naturaleza ofrece muchas lecciones de las que aprender.
Esto es solo la parte 1 de dos artículos.

Como mucha otra gente, durante la pandemia de la Covid-19 encontré un nuevo hobby para entretenerme pese a las restricciones del confinamiento. Nunca me han gustado las bicicletas estáticas (y menos aún después de la última temporada de Sexo en Nueva York), así que salí fuera de casa y eché un vistazo a mi, hasta ahora, descuidado jardín. Pensé que allí podría hacer algo compatible con la situación pandémica que nos había tocado vivir. De la noche a la mañana, pasé de cuidar cuatro hierbas en macetas a marcarme el objetivo de ser capaz de alimentarme de las plantas que crecieran en mi propio jardín.

Los beneficios de proponerse vivir de este modo son infinitos, así que aquí van unos cuantos. En primer lugar, al cultivar tus propios alimentos, eliminas el plástico en el que estos vienen envueltos y también suprimes varias etapas de su cadena de suministro, lo que tiene un impacto positivo en el medio ambiente. En segundo lugar, no hay nada mejor que la sensación de comer tomates que todavía están calientes por el sol, enviar a tus hijos a buscar patatas entre la tierra o arrancar fresas directamente de la planta para el postre. Además, el hecho de cultivar nuestros propios alimentos me ha permitido pasar un precioso tiempo sin pantallas con mis dos hijos en el jardín, mientras escarbamos, cavamos, plantamos, podamos, hacemos abono y contemplamos las maravillas de la naturaleza. En primavera y verano, cuando el jardín late al ritmo de las alas de los insectos, cada día hay un nuevo calabacín que arrancar, así que después del desayuno hacemos nuestro recorrido matutino para ver qué ha cambiado en las últimas 24 horas. Incluso en invierno, cuando se podría pensar que no pasa nada, las plantas más resistentes están preparadas para dar un espectáculo, como los llamados pèsols de Maresme, esos guisantes tan característicos de la zona de Cataluña donde vivimos.

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El huerto de Deborah, situado en su casa en el Maresme.

Dejando de lado la alegría que supone ver cómo crecen las cosas, la jardinería también me ha enseñado que muchos de los requisitos imprescindibles para que un huerto prospere son los mismos que una empresa necesita para tener éxito.

Todo el mundo necesita su propio espacio

Cada paquete de semillas que compras viene con una serie de medidas específicas escritas en él. Esos números indican la distancia que hay que dejar entre cada planta para que crezcan hasta alcanzar su madurez. En el momento en que te propones cultivar tus propias hortalizas, es posible que nunca antes hayas visto esas plantas en estado maduro en un parterre. La mayoría de nosotros únicamente hemos visto hortalizas pulidas, brillantes y de tamaño uniforme ordenadas en hileras en los estantes del supermercado. Para que te hagas una idea, una planta de calabacín necesita 1m2 de espacio, mientras que una lechuga se puede plantar cada 10 cm. 

Esto mismo ocurre con los miembros de un equipo. Cada persona del grupo necesita una cantidad diferente de metros cuadrados de autonomía para desarrollarse. Si una persona se siente agobiada o excesivamente supervisada, no crecerá profesionalmente. Por el contrario, otros miembros del equipo necesitan más supervisión y una mayor atención para sentirse cómodos en su trabajo de cada día. Desgraciadamente, las personas no llegan con sus medidas escritas en el reverso del paquete, por lo que los líderes deben dedicar tiempo, esfuerzo y una atención especial para descubrir la cantidad correcta de espacio que necesita cada individuo para alcanzar su máximo potencial. 

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Patatas recién recogidas.

Elige miembros del equipo que se complementen entre sí

La siembra en compañía o companion planting es una forma de cultivar hortalizas en la que se colocan deliberadamente diferentes especies de plantas cerca las unas de las otras para que se beneficien mutuamente. Una planta alta, como por ejemplo los guisantes o las judías, puede dar sombra a una planta baja, como la fresa, que a su vez cubre el suelo. Lo que hace que las plantas se complementen entre sí no es solo una cuestión de altura o tamaño, sino que lo que una planta necesita de la tierra es lo que otra planta antes ha aportado a esa misma arena, o una planta es capaz de disuadir los mismos insectos que otra atrae. Los ajos y las cebollas ayudan a disuadir a los insectos que molestan a las tomateras, los guisantes aportan nitrógeno al suelo, y así sigue la cadena.

Los miembros del equipo funcionan de la misma manera, por lo que es importante evitar un enfoque de russian doll o muñeca rusa a la hora de contratar nuevas personas. Es decir, evitar que tu equipo esté formado por personas demasiado similares. Cuanto más diverso sea el grupo desde el punto de vista neurológico, mejores serán sus ideas. En una agencia de comunicación, se necesita a gente creativa, pero no todos los miembros del equipo son creativos de la misma manera. Algunos tienen ideas grandes y audaces, pero no tienen la capacidad de bajarlas a la tierra para desarrollarlas y convertirlas en algo práctico. Al mismo tiempo, otros no tienen las grandes ideas, pero cuando alguien tiene una idea sí que tienen la habilidad de desarrollarla y hacerla realidad. Estos dos estilos de creatividad son complementarios y cada uno de los dos tipos de persona necesita a la otra para, juntas, obtener el mejor resultado para el cliente.

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Elias, Eva y su gato junto a un col.

Y ahora te dejaremos un tiempo para reflexionar y fijarte en el funcionamiento de tu equipo, de ti y de tu huerto, ¡si tienes la suerte de tener uno! ¿Qué tipo de persona creativa eres? ¿Cuánto espacio necesitas para crecer? ¿Cuánto necesitan tus compañeros?

Pronto volveremos con la segunda parte.