Comidas de Navidad: Las 4 respuestas perfectas a las 4 preguntas que no queremos escuchar
Como todos los años, las fiestas van acompañadas inexorablemente de la reanudación de muchas comidas familiares. Pero a menudo son sinónimo de preguntas intrusivas que pueden ser difíciles de responder, casi haciendo que queramos volver a la mesa de los niños.
Babbel, la plataforma educativa para el aprendizaje de idiomas, ha identificado cinco de las preguntas más frecuentes y te ayudará a responderlas de forma diplomática para no entrar en conflicto entre los entrantes y el postre.
1 – ¿Así que este año no has traído pareja?
Una de las preguntas más habituales que te hace la gente de tu entorno cuando estás en la mesa es tu situación sentimental. La respuesta se vuelve compleja cuando va acompañada de una negativa: «no, aún no he conocido a nadie». En lugar de tirar la servilleta y huir de la comida, es preferible una reacción moderada: «No, todavía no he encontrado a la persona adecuada, pero soy feliz como estoy, y como dice la tía, ¡es mejor estar solo que mal acompañado!”
2 – ¿Para cuándo los niños?
También es uno de los temas favoritos de conversación en las interminables comidas familiares. Acompañado de reflexiones un tanto anticuadas «a tu edad, ya es hora de pensarlo…», alusiones sobre el reloj biológico, a veces no hace falta mucho para convertir una pregunta simplemente educada en una crisis diplomática y un portazo… Para mantener el buen ambiente hasta el final de la fiesta de fin de año, se prefieren respuestas tranquilas pero bien argumentadas: «Eso no está previsto por ahora, no tenemos prisa y preferimos aprovechar la vida en pareja antes de plantearnos ser padres. Pero el día que salga el tema, seguro que te lo cuento. Mientras tanto, te serviré más champán.”
3 – ¿Seguro que quieres más? // ¡Mañana ya toca ponerse a dieta!
Si las celebraciones de fin de año, y más concretamente la Navidad, son tan apreciadas por los españoles, es por la gama de platos gourmet y especialidades festivas que se ponen sobre la mesa… Entre langostinos, percebes, cochinillo, centollo o bandejas de jamón ibérico y todo tipo de dulces navideños, es por todos a menudo probable que se empiece el año con 1 o 2 kilos de más. Pero, ¿qué puede ser más normal? Para disfrutar de los placeres gustativos de estas comidas ilimitadas, respiramos profundamente antes de enfadarnos y decimos simplemente: «La Navidad es sólo una vez al año». ¿Por qué privarse? Si quieres limitarte, eso es cosa tuya, yo lo disfruto. Ya nos preocuparemos de las dietas el año que viene».
4 – En Navidad, cuando éramos niños, nos traían un par de calcetines y ya éramos muy felices.
Esta frase, a menudo pronunciada por las generaciones más antiguas, es un poco mojigata y aparece regularmente de un año a otro en el momento de abrir los regalos. Esta pequeña reflexión provoca a veces una ligera exasperación, o incluso un giro de ojos. En lugar de replicar a la abuela que los tiempos han cambiado desde que era niña y que los calcetines ya no hace ilusión a nadie, preferimos respuestas basadas en el humor: «Me encanta tener los pies calentitos, por supuesto, pero debo admitir que no me importaría un buen masaje con aceites esenciales como regalo de Navidad».